Por el #DíaDelCompleto hice una selección de libros que he leído y que considero irresistibles y adictivos, tanto como un completo. Y que sin duda volvería a leer.
Fun fact o carta de amor a los completos:
En Chile el completo es una fruta noble que se caracteriza por su versatilidad. Dependiendo del bebestible que elijas para acompañarlo, se puede convertir en desayuno u once, almuerzo, o bajón para ser disfrutado en horas indeterminadas.
Le puedes agregar salsas a elección, pero lo clásico es la mayonesa, que si es casera le da puntos de poder. También tienes disponible ketchup, mostaza, ají y las variaciones tipo: mayo con ajo, con ciboulette, etc.
Si te comes un completo después de que te fue mal en una prueba, tu energía vital sube. Si al comer uno no manchas tu ropa o el suelo, es porque perteneces a una estirpe superior.
Nadie se ve bien comiendo un completo. Es por eso que es tan democratizante. El completo se burla de la belleza hegemónica. Si andas en un nivel inicial con tu interés amoroso, invítale a comer completos. Debes pasar por esa prueba (te cachai te dice "no me gustan" shuuuuu, redflag).
El completo tradicional es sin palta. Pero al decir completo, la mayoría pensamos en el italiano, el que consiste en: pan-vienesa-tomate-palta-mayonesa/aderezos.
Algo sumamente positivo de este alimento es que es amigable con quienes no comen carne, ya que puedes reemplazar la vienesa por champiñones (champipletos), papas fritas (papapleto) o usar una vienesa vegetariana (que nunca son tan ricas, excepto esas que venden en el jumbo que son carísimas, pero con harta mayo, hasta esas marca riku pasan piola).
En fin, si un libro es tan bueno como un completo es porque es INCREÍBLEMENTE recomendado y vital para la literatura. ¿Fuente? yop.
Cádaver exquisito, de Agustina Bazterrica.
¡Una distopía que se desarrolla en Latinoamérica! Es de terror, incómodo porque presenta un mundo en el que es legal comer carne humana, hay criaderos y toda esa onda bien macabra. La pluma de esta autora me cautivó. Se pasa volando y el final es de alto impacto. Yo lo amé, pero debo admitirles que me dejó con una sensación extraña en el cuerpo, quizás incómoda. Está como para decir "solo para valientes", o para aquellos que le echan harto ají a los completos.
Poeta chileno, de Alejandro Zambra.
Creo que no exagero cuando digo que Poeta chileno es uno de los mejores libros que he leído. Sigue la historia de Gonzalo Rojas, un joven de Maipú que sueña con ser poeta y está enamorado de Carla, su polola cuica de La Reina. A través de su relación, la primera parte del libro nos sumerge en el Chile postdictadura con una prosa sedosa, cercana y, a la vez, solemne. Con mucho humor, acompañamos a Gonza en los giros de la vida que lo llevan a reencontrarse con Carla en una disco gay, y conocer a su hijo Vicente, tomando el rol de padrastro.
Lo que realmente me queda de este libro es su ternura, su capacidad de entretener y emocionar, y, en cierto punto, su melancolía. Siguiendo esa idea, considero que retrata muy bien nuestro chilito y encuentro demasiado bello que Zambra haya escrito este libro en México, es como una carta de amor.
Este libro es como un completo hecho con cariño y tiempo, fijándose en los detalles, cortando el tomate en perfectos y pequeños cubitos, con mayo casera.
¡Este libro me dio miedo! La historia se abre con una tragedia: un niño desaparecido en el pueblo, y las voces del libro: una anciana y su nieta, son el centro de atención. Es sobre venganza, y es tan bueno, es crudo y desgarrador. Hay algo en la forma en que hablan de la violencia y la muerte, la muerte sin justicia, lo que fue arrebatado.
La narración se divide en dos voces, la nieta y la abuela, y cuando se hace el intercambio se nota y eso enriquece mucho el tono y el ritmo de la lectura, porque por medio de ambas obtienes nueva información (cosas que omite una, lo explica la otra). La joven es más acelerada, más feroz. La anciana es un poco más calmada, pero tan doliente. Y el punto que comparten es la rabia y es por eso que juntas toman la justicia por sus manos.
Este libro es como cuando tienes mucha hambre y pasas a un local x de comida rápida, tipo fuente de barrio y resulta ser el mejor completo que te comiste en la vida.
Carmen, o como me inicié en el negocio de bailar sin ropa, de Romina Pistolas.
¡Un libro para reír y pensar! ¿Es posible? Romina Pistolas lo hizo.
Me hizo reír un montón, no quería que se terminara. Brutal. Me atrapó desde el primer momento. Amo mucho la literatura que viene de la vida. En este caso, Romina nos cuenta su historia personal de cómo comenzó a ser stripper en Australia cuando se quedó sin plata, y es una excelente narradora. Reflexiona sobre la ansiedad, el dolor, la valentía y la belleza. Sus anécdotas son chistosas (incluso en situaciones tristes o serias puede sacar sonrisas), amé su grupo de amigas, me encantó la unión y la forma en que cerró la novela fue hermosa. Ningún capítulo se sintió de relleno, la protagonista comienza en algo y termina en otro lugar, hay un viaje interno. Fascinante y escrito en chileno: simplemente maravilloso.
Este libro es un completo de 30 centímetros con mayonesa casera en el cual buscas consuelo después de un momento triste. Te da fuerzas, te sube el ánimo y te alimenta.
Las malas, de Camila Sosa Villada.
Muestra la realidad desde la perspectiva de Camila y es ilustrado con verdad, belleza y dolor. Escrito en primera persona, Las Malas es sobre su infancia y juventud, el Parque Sarmiento, las personas que conoció ahí y la familia que se forjó.
Está la conciencia de clase, la dureza y el despojo, la herida abierta de una infancia doliente que aún sangra, el miedo constante, el disfraz diurno de Camila y los abusos que sufre.
Este libro es importante, bello y a la vez terrible. Si bien lo considero un libro triste, es, ante todo, una historia de amor y hermandad, sobre la identidad y la familia, siendo esta no siempre la que recibes al nacer. Te invita a reflexionar sobre absolutamente todo.
Este libro se siente como una oncesita invernal familiar con tus seres más queridos, en la que nadie pelea.