La amortajada de María Luisa Bombal es un libro al que vuelvo constantemente y siempre me llevo algo nuevo. Lo leí por primera vez cuando iba al colegio (creo que en 4to medio) y me encantó.
En este libro, Bombal dibuja la historia de una mujer que, tras morir, rememora momentos de su vida mientras está siendo velada en su casa. Es el relato de la vida de Ana María, una mujer que está muerta y está siendo despedida por su familia: esposo, hijos, hermanas e incluso un antiguo amor. Dentro de la historia conocemos las voces de Ana María, el narrador y del padre de la iglesia del pueblo.
La pluma de Bombal logra un equilibrio magistral entre la prosa y la poesía. En su obra, belleza, vida y muerte conviven en un mismo plano, entrelazadas como si fueran una sola cosa.
Sus descripciones son de una delicadeza exquisita, y su manera de vincular lo humano con la naturaleza me recuerda, quizás solo comparable, a la obra de Han Kang.
Ansias desconocidas la conmueven. ¡Oh, si la depositaran allí, a la intemperie! Anhela ser abandonada en el corazón de los pantanos para escuchar hasta el amanecer el canto que las ranas fabrican de agua y luna, en la garganta; y oír el crepitar aterciopelado de las mil burbujas de limo. Y aguzando el oído percibir aún el silbido siniestro con que en la carretera lejana se lamentan los alambres eléctricos; y distinguir, antes del alba, los primeros aleteos de los flamencos entre los cañaverales. ¡Ah, si eso fuera posible! (176)
En este libro, Bombal reflexiona sobre la mujer, la sociedad, el cristianismo, el amor y la pérdida. A ratos, me recuerda a Cumbres Borrascosas de Emily Brontë, cuando Cathy habla de que se sentía desgraciada en el infierno:
—Dije durante la clase de costura mientras bordábamos y madre Carmela nos explicaba entre una lectura y otra lo que era el Cielo… dije que no me importaría en absoluto no ir al Cielo porque me parecía un lugar bastante aburrido. (179)
Es una lectura necesaria y melancólica, estoy segura de que a María Luisa Bombal le habría encantado Lana del Rey.