Reseña: La guerra de la amapola de Rebecca F. Kuang


Siempre que estoy en un momento “bajo” de salud mental recurro a los libros de fantasía, no sé por qué, pero me generan una sensación de confort, aunque eventualmente, la mala prosa, la trama sosa, y los personajes superficiales, pesan más y los abandono (me pasó con “Alas de hierro” y otros más).

¿Existirá un libro de fantasía bien escrito? (Además de la saga de “Los juegos del hambre”). No quiero “spicy”, ni un protagonista masculino con pelo negro, seductor y musculoso, tampoco me interesa tanto el romance, quiero un mundo que tenga sentido, que demuestre cuidado y cariño por lo que hace, seriedad y un propósito. 

“La guerra de la amapola” es precisamente eso. Mezcla ficción histórica con fantasía y se inspira en la historia de la guerra sino-japonesa. Rebecca F. Kuang es historiadora y tomó elementos reales de la historia de China y Japón para recuperar estos hechos del olvido y la negación, como la masacre de Nankín y las mujeres de consuelo

La protagonista es una niña de 14 años llamada Rin, es huérfana de guerra y su familia adoptiva la quiere casar con un hombre mayor, para huir de esto se prepara para el examen de admisión a Sinegard, un tipo de academia prestigiosa en la que preparan a niños y niñas para ser generales de guerra y servir al reino. Rin está dispuesta a todo para lograr su objetivo, incluso a quemarse con una vela para mantenerse despierta mientras estudia en las noches. Es un personaje complejo, con muchas capas y que vamos conociendo a lo largo de la historia. Su único objetivo es convertirse en soldado, defender a su país y servir a la emperatriz. 

Nikan, el país de Rin, tiene una historia de rivalidad con la Federación Mugen, un imperio que se aloja en un isla cercana y que se caracteriza por tener un gran poder militar. Nikan es China y Mugen es Japón. Hilando hechos históricos del siglo XX, la autora construye un mundo en el que la única constante es la destrucción y la guerra. Kuang ilustra la forma en que el adoctrinamiento lleva a la deshumanización del enemigo. 

Rin no es perfecta, dista mucho de eso, se deja llevar por sus impulsos, ve la vida en blanco y negro y el deseo de venganza la domina, es su motor. A lo largo del libro la vemos crecer y entender sus habilidades, hacer amigos y enemigos, conoce la pérdida y el dolor. Si bien, ella es la protagonista, el libro cuenta con personajes secundarios entrañables y que tienen vida propia. Es como una mezcla de Mulán, Los juegos del hambre y El juego de Ender. 

Es un libro grande, de unas 500 páginas, pero la lectura es adictiva, no podía dejar de leerlo. ¡Lo recomiendo mucho!