5: Kim Ji-young, nacida en 1982

156 páginas, 2016.

“Ji-young, no te portes bien. Atrévete a hacer cosas, ¡Correr riesgos! ¿Me entiendes?”(94)


La historia de Kim Ji-young es la historia de una mujer común, por eso es tan chocante la cantidad de experiencias horribles que debe vivir a lo largo de su vida. Ya casada y con una hija, sufre un colapso que la lleva al psiquiatra. Así comienza la narración de su vida desde el matrimonio de sus padres.


El libro ilustra cómo funciona la sociedad coreana, cómo es responsabilidad de los hijos hacerse cargo de los padres llegada cierta edad, el rol definido que tienen las esposas/mujeres, la predilección de tener varones en la familia y lo terrible que es tener mujeres. Incluso, se narra cuando la madre de Kim Ji-young tuvo que abortar su tercer embarazo, debido a que estaba esperando otra vez a una niña. La ley que promovía el aborto en caso de tener niñas, las pocas oportunidades laborales para las mujeres y la conformación de una sociedad que piensa que los hombres traen prosperidad, ha moldeado un país en el que la discriminación por género es algo común (incluso normal).


Tener reglas más estrictas para el código de vestimenta de las niñas en el colegio, el acoso callejero, el tener que seguir ciertas reglas sociales relacionadas a la sumisión y la vergüenza, esos micromachismos son los que moldean a las mujeres como Kim Ji-young, quienes crecen con culpa y adquieren la tendencia a asumir roles secundarios casi de forma inconsciente. La crítica de este libro es que así es el mundo y que este tipo de vidas las llevan muchas mujeres, es lo común, sin importar que tan evolucionado se sientan los tiempos: “El mundo había cambiado muchísimo, pero las pequeñas reglas, los pactos y las costumbres seguían sin actualizarse” (119). 


La narración está llena de culpa, desde el comienzo, culpa por no ser hombre, por no ser suficientemente buena y en la adultez por no querer tener hijos, por no tenerlos a tiempo y por no engendrar a un hombre. La maternidad la asola de una forma abrumadora, ya que el alto costo de la vida significa seguir trabajando, criando y encargándose del hogar, es una carga demasiado grande. La autora es bastante directa en esto, ilustra de forma completa lo que significa ser mujer en una sociedad que no está hecha para nosotras. En la página 122, cuando Jiyoung le expresa sus preocupaciones sobre las crianza a su esposo, él le dice: “Prometo ayudarte en todo”, esa palabra: Ayudarte, pesa como un ladrillo de cemento, porque es algo que vemos y escuchamos siempre: los hombres “ayudan” con las tareas domésticas.


En una entrevista la autora habla sobre que en la vida de Jiyoung no hay una figura concreta siendo el villano, no hay un hombre malo en específico que le cause desgracia, es todo el sistema, hay un efecto colectivo en cómo actúa la tradición a la hora de moldearnos.  


Este es un libro sobre ser mujer en Corea del Sur, pero la sorpresa es que las experiencias y situaciones que son descritas suenan familiares y el final no es resolutivo, no tiene esperanza ni felicidad, es real y por eso, es aterrador. 


Entrevista: https://www.ft.com/content/4ea79450-2262-11ea-b8a1-584213ee7b2b