Quise leer este libro porque muchas personas decían que era bueno y, apenas supe que tenía que ver con la precariedad, la diferencia de clases y encima, suspenso, dije yap, voy de cabeza.
La premisa te llama la atención:
Millie Calloway, está en una situación precaria, sin ingresos ni casa, empieza un trabajo como empleada para una familia rica. Todo parece bueno. De hecho, demasiado bueno para ser cierto: buen sueldo y vive en la mansión de la familia. Sin embargo, su habitación es algo “curiosa”: solo se cierra por fuera, no tiene ventanas y está en un lado apartado de la casa. Para Millie, la necesidad es más fuerte y toma este empleo, dando inicio a su historia.
Hasta ahí todo bien, pero se supone que un thriller busca generar expectativa y tensión, y en La asistenta te explican todo y todo se siente demasiado obvio. Además, la protagonista ignora todas las claras red flags que presentan sus empleadores, al punto que llega a ser rídiculo.
Mis notas mientras leía:
La protagonista es insufrible.
Contado desde dos puntos de vista, pero la voz se siente como la misma. Esto encuentro que es un gran crimen literario.
Muy cliché y se queda ahí. Me gustan, pero bien trabajados.
Muy obvio, no deja nada a la imaginación.
Es como comer algo meh, pero que te sacia. Como galletas de arroz.
Desenlace flojísimo.
Es un libro soso. Sentí que la autora escribió el final apurada. Que no se detuvo a cerrar la historia con un poco de… no sé, ¿sentido? Este es el primer libro de una trilogía, y quizás por eso dejó algunos elementos al aire. Nunca lo sabré porque no volveré a leerla.
¿Cómo leer este libro? Léelo pirata. Léelo cuando quieras apagar tu cerebro. Léelo cuando no tengas ganas de leer nada. Este libro es tan malo que te va a generar la necesidad de buscar un libro mejor. Literal, al terminarlo, CORRÍ a leer Jane Eyre.